El silencio de la soledad

Es raro que alguien como yo que se la pasa hablando haga una referencia al silencio, pero no es a ese silencio donde no se perciben sonidos sino al silencio al que lleva la soledad. ¿Cuantas veces hemos dejado de lado todos nuestros sueños por el bien de un ser querido? y ¿Cuantas veces nosotros mismos nos callamos esos sueños para que la otra persona no se sienta mal? Personalmente yo creía que callar lo que uno siente para que los demás no estuvieran bien era la mejor opción de la vida, pero resulta que eso no era bueno. Ese silencio del que hablo es el silencio de una soledad. Es el silencio de una persona que muchas veces ha querido gritar cuan mal se siente pero por pena y miedo no lo llega a decir, para que nadie se sienta mal. Es cierto que estar en soledad es estar con uno mismo, pero cuando la soledad viene acompañada de dolor y silencio desde uno mismo, empieza a construir un muro muy duro con las piedras más duras de romper que uno mismo haya creado, que son sus propias ganas de gritar lo bien o mal que se siente.

Hablar del dolor en el silencio no implica solamente hablar de que tan mal uno está. Al contrario, también es el no poder soltar todo lo bien que uno se encuentra, es el no poder decir el porqué de su felicidad ni el motivo por el cual uno está brillando. Tener que esconder la misma alegría es más doloroso que tener que esconder las tristezas de uno. El no compartir con sus seres queridos el amor que uno profesa a otro ser, el no decir que uno está enamorado y dar vueltas como loco de felicidad ante los seres que uno esperaría que lo felicitaran genera más dolor que la tristeza misma. En mi caso el quedarme callado ante mi madre de mis alegrías generó más dolor como nunca, de hecho me tenía que mantener en silencio para mostrarme como si no pasara nada, como si el mundo estuviera estático y no hubiera cambio.

Ese dolor va creando un silencio en uno mismo al grado de olvidarse que tan bien se siente compartir las alegrías, y entonces las alegrías se van llevando hacia un muro de soledad. Las alegrías no compartidas se van tornando en las más grandes piedras de nuestra vida, y con el paso del tiempo se van encadenando con la tristeza. Esa tristeza que, como consolidante, se va amalgamando y endureciendo formando un fuerte muro de soledad en el que uno termina viviendo aún al lado de la gente que ama. Yo guardé muchas alegrías de mi vida sobre todo porque sabía que estas alegrías eran cosas que podían entristecer a una de las personas que más amo en mi vida, y pues eso me ha hecho no débil sino callado en mi corazón. Al guardar los sentimientos uno poco a poco va creando un caparazón muy duro de romper, y que cuando intenta soltar todo lo que trae dentro el caparacho es tan duro que lo obliga a uno a retraerse de nuevo y no expresar más que el dolor que eso le genera.

Si tú estás viviendo cosas que te hacen feliz ¡Dilas! ¡No te quedes callado! no importa que a alguien le lleguen a lastimar por un instante, porque con el paso del tiempo esa persona que tanto te ama , como lo es una madre, te llegará a entender. Yo me he guardado tantas cosas en mi corazón que he terminado por lastimarme y lastimar a la gente más querida ya que me fui volviendo un extraño en sus vidas y un verdadero desconocido. Al no expresar mis sentimientos una fuerte ola de soledad empezó a cubrir mi alma complementándola únicamente con un alto grado de sarcasmo y frustración. Esa frustración nace de no poder decir las cosas que a uno le pasan. Y lo peor, es que con el paso del tiempo, esa frustración se empieza a extrapolar al ser amado. El no poder expresar proyectos, miedos y locuras 

El problema mayor es que ese muro de silencio, dolor y soledad se construye en ambos sentidos, y cuando uno encuentra a alguien que lo vale todo en la vida también el muro se marca como un verdadero obstáculo para poder expresar y hacer lo que uno desearía. El temor se apodera de uno y cada paso que das hace que te duela tanto el corazón que termines por retroceder y eso tan maravilloso que está al frente se va tornando un suplicio muy marcado, sobre todo para la otra persona ya que se sentirá solo aún cuando tú quieras estar a su lado. 

Es hora de que ese muro de dolor sea derribado y cambies completamente esos silencios por voces. Hablar es la única maza que puede derribar esa barrera y que te ayudará a ser feliz. El silencio no es bueno, quien dice que vive en silencio puede que tenga mucho miedo a ser feliz. Lucha por ser feliz y no tengas miedo a decir lo que sientes, no importa que puedas llegar en un momento a lastimar a alguien ya que sólo será un instante y al siguiente puedes hacer que la principal persona de tu vida, o sea tu logre salir avante con gran felicidad.

¡Se feliz y no te calles lo que sientes!

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