Historias enanas 3.2 : el menor y esa mujer de cabellos plateados. (el hijo de la ancianidad de los padres tercera parte).





A ti mi guerrera invencible
a ti luchador incansable
a ti mi amiga constante
de todas las horas.

"Señora Señora" (Fragmento)









Si bien hay una relación muy fuerte con los papás, y con cada uno se tiene un trato especial, no se puede negar que la relación del hijo (o hija.... no hablaré como fox, Chiqillas y chiqui... niguas! hijo en general y punto.) con la mamá es único. Se muy bien que la mamá tiene una relación especial con cada uno de sus chilpayates y que, dependiendo del orden de aparición, cada quien cuenta con su lugare e importancia en el corazón de ella. Pero en este caso de las historias enanas, la relación entre una mamá que ya pasó el cuarto o quinto piso y su hijo recién nacido es mágica. Toda mujer que ya en el término de su vida fértil se embaraza se siente bendecida (como Santa Ana, madre de María la Virgen) y, a diferencia del papá, ella no sólo se sabe fértil, sino que lleva en su vientre el anhelo de una vida con quien compartirá muchas alegrías, tristezas y preocupaciones. 


Durante mucho tiempo, dentro del imaginario colectivo y de las tradiciones de nuestro país se pensaba que, cuando una mujer se embarazaba se corría el riesgo de que el hijo saliera literalmente mal, puesto que éste podría salir con trisomía veintiuno (Síndrome de Down), o que naciera incompleto, o que tuviera parálisis cerebral o cualquier otro daño (NI SOY DOWN, NI TENGO PARÁLISIS CEREBRAL, NI ESTOY DA... ok, lo acepto, estoy dañado... XD), y si le anexamos que la mayoría que lee este blog, no fue revisado para saber el sexo "in vitro", tampoco se podía hablar del cómo venía el producto a menos que le dieran un interesante golpe de radios X (prohibidísimos) Resultado, la pobre andaba como chango con ataques por la preocupación de que el producto viniera bien. En la actualidad se sabe que si bien, el embarazo en edad avanzada es considerado de riesgo, que la fuerza de ella en todos aspectos se encuentra disminuida, y que los óvulos no son lo jóvenes que se quisiera, es cuestión del producto la de luchar por salir avante en una situación de desventaja. En otras palabras, o el producto lucha por salir bien o no la logra. Pero bueno, retomemos el punto.

Después de nueve meses de nervios y preocupaciones y al ver al hijo (o hija), ella es quien establece el vínculo más fuerte de todos. No sólo será el lazo maternal, también se establecerá una relación que raya en la codependencia (sin serlo), donde la mamá estará más al pendiente del hijo que lo que estuvo con cualquiera otro de sus descendientes (En el caso de los hijos únicos con mamás ya grandes, se da una relación mucho mas fuerte y compleja, pero esa será otra historia). Para la mamá el ver a su hijo muestra un sentimiento de amor pero también una fuerte sensación de dolor, porque ella ya es grande y ¿que pasará si ella fallece y el hijo queda solo? La mayoría de las mujeres que han sido madres viven con un pequeño temor del desamparo de los hijos, pero cuando ya son mayores esa sensación es mucho más marcada, al grado que lo transmiten directamente al menor y se lo dicen constantemente. Por consiguiente en el menor se desarrolla la sensación de que si ella se enferma, puede ser la última vez que la vea. Anexemosle los hermanos en el caso, y ella se volverá la defensora del menor ya que lo ve desprotegido frente al resto.


Y ya cuando todos los demás hermanos se van, cuando ellos logran su vida y maduran, ella agarra al menor y ¡sopas! ¡nada que lo deja ir! Dentro de toda su sensibilidad busca evitar a lo más que se puede el síndrome del nido vacío, y evita con todas las mañas que le da la edad que el menor también haga su vida y vuele. Y allí se dan los mejores chantajes dignos de telenovelas. Literalmente se aprovechan de su edad, de sus enfermedades, de sus dolencias e incluso, del "¿quien los verá al estar solos en su ancianidad?" para que el hijo no emprenda el vuelo, con resultados infructuosos y devastadores para ambos. El amor se convierte en un cariño doloroso todo el tiempo que se va acentuando conforme pasan los años. No es lo mismo tener 30 años y que la mamá apenas está arribando al sexto piso, que cuando uno tiene 30 años y ella ya está golpeando el séptimo o el octavo pisos. La idea  de la cada vez más cercana muerte y el "abandono del hijo joven" le genera la necesidad de ser mucho más apapachadora, y con el paso del tiempo esto va convirtiendo en un dolor más marcado, para ambos. Por un lado ella buscará procurar en demasía al bodoque y lo va asfixiando poco a poco a grados de desesperación, y por el otro lado, el hijo que busca su propio camino y tiene que lidiar con el sentimiento de pérdida anticipada. 


En otra palabras, tanta es la preocupación de la mamá para con su hijo más chico que lo va encerrando en un círculo vicioso relativo a la vida y la muerte. Este círculo vicioso es el más difícil de sortear por parte del hijo, principalmente porque, al estar todo el tiempo con sus "viejitos", éste se construirá un sentimiento de responsabilidad hasta el último dia de sus predecesores, cosa que es donde la inteligencia debe actuar. Si el hijo es inteligente y logra sortear el embate de los chantajes, podrá volar y seguir su vida. El problema es cuando cae redondito en esos chantajes, puesto que, además de quedarse allí y empezar a vivir un conflicto interno entre frustración y desesperación por querer volar, y la sensación de bienestar por cuidar a la "viejita" que le dio la vida. No es nada fácil lograr un punto intermedio, pero se logra... y la vida sigue... 




Aprovecho este espacio para felicitar a todas las mujeres que tienen el privilegio de ser llamadas mamás, ya sean biológicas o en el espíritu, y les deseo lo mejor para ustedes en este próximo 10 de mayo.





Comentarios

  1. Interesante el comentario, la vida esta llena de chantajes, quien no ha chantajeado a su pareja, padres, hermanos o amigos?
    Se cae en un circulo donde es dificil escapar.

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    Respuestas
    1. Noooo... pero no puedes comparar los chantajes de todo mundo al de la mamás!... ellas si son especialistas!

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  2. GULP! mi querido Ed está usted en lo cierto, y solo alguien que lo haya vivido podrá identificarse con lo que narra; creo que además de lo terapéutico que le haya podido resultar escribir está entrada, a más de una persona le será útil saber que no es la única que ha pasado por esos trances. Insisto, no hay que llegar al "burn out" y como diría el maestro Nichiren Daishonin: "sufra lo que tenga que sufrir, y goce lo que tenga que gozar" es parte de la vida y es lo que nos hace más humanos. Todo es pasajero y cada vivencia nos aporta una enseñanza. Gracias por esta entrada de tu blog.

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  3. ppffff... fuertes declaraciones que me han arrancado lágrimas, no pudiste describir mejor el panorama, en primer lugar estoy consciente que estoy deprimida, que necesito ayuda y no puedo sola... luego, soy la hija de una madre-padre (mi papá se nos adelantó cuando yo tenía 8), soy la hermana menor de una hermana-madre, a quien no dejé disfrutar su juventud como ella hubiera querido por tener que cuidarme, ahora vivo con mi madre su diabetes y el paquete que viene incluido. Ya pasé por la etapa de negación y creo haber dado un gran paso, pero no deja de doler... me gusta cuidarla, pero es agotador; quiero volar, pero me siento culpable; quiero ayudar, pero a veces no me deja. Gracias por compartir esto, es grato no saberse solo en estos procesos en los que el paso del tiempo te va recordando cada día que todo tiene un principio y un fin. Ahora me toca aprender a seguir con mi vida y disfrutar por encima de cualquier cosa mi tiempo con ella por una sencilla razón: LA AMO.

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