Historias enanas 3.1 : el menor y los padres de cabellos plateados... (el hijo de la ancianidad de los padres segunda parte)

Imagen tomada de: http://bit.ly/KxltoX
Yo tengo los años nuevos
y mi padre los años viejos
el dolor lo lleva dentro
y tiene historia sin tiempo.

Viejo, mi querido viejo
ahora ya caminas lento
como perdonando al viento
yo soy tu sangre mi viejo
soy tu silencio y tu tiempo.

Mi viejo (Fragmento)
Si, podrían tacharme de sádico por andar colocando la imágen con una canción que evoca al padre pero bueno... 



Como había mencionado en mi publicación anterior, la diferencia de edades entre padres ya en el cuarto, quinto o sexto piso, y su descendiente, se convierte en una aventura que pocos tenemos la suerte de vivir. Para los padres el nacimiento de un hijo al inicio de sus "años de plata" se convierte en una renovación espiritual, inclusive llegan a sentirse rejuvenecidos, no obstante la realidad es otra.


No podemos negar que, aún cuando la gente se cuide haciendo ejercicio y alimentándose bien, la edad la alcanzará con todo y los achaques y enfermedades que conlleva. Si bien el hijo los rejuvenece, la edad se encarga de regresarlos a su realidad. El cuerpo ya no aguanta los embates del inicio de la vida, el desvelo porque el bodoque necesita atenciones específicas durante sus primeros dos años de edad, siguiendo con la pila incansable del mismo niño entre los dos y doce años,  y culminando con toda la energía que se desata en la adolescencia y juventud. 



Si para los padres jóvenes, una diferencia entre veinticinco y treinta años con su hijo llega a agotarlos, con mayor razón agotará a los padres de mayor edad. A nivel social, se presenta la frase constante de "ya los agarró cansados" y lo perciben como el rebelde sin causa que se aprovecha que los "rucos" ya no pueden controlar a un caballo desbocado. Pero para el hijo la perspectiva es muy diferente a lo que se cree.

Cuando uno va creciendo, realmente ve a estos seres maravillosos como un par de personas que ya cuenta con todos los achaques y embates de la vida. Desde que uno empieza a caminar escucha constantemente frases como "no corras que no puedo alcanzarte", "hijo, aguanta un poco porque ya me cansé" o "mi vida, detente un poco, déjame tomar aire". Y prácticamente uno se va amoldando a esta realidad. Cuando se encuentra junto a sus papás el menor irá a su paso y caminará con paciencia (a veces con ganas de correr, pero se aguanta las ganas), se encargará de cargar sus cosas y las del papá, buscando siempre el justo medio para que éste no sienta que nos estamos cargando como mulas para que ellos no se cansen en demasía y, vivirá todas las veces que los papás visitarán el hospital o pasan la mitad del día en cama por un sinfín de enfermedades y achaques.

El vivir con padres grandes, hace que uno pase tanto la adolescencia como la juventud como si fuera una doble vida, puesto que, junto a los viejitos buscará estar tranquilo y no causarles malestar, y en cuanto se puede liberar de ese mundo de paz y tranquilidad emprende el camino a una vida mucho más acelerada, propia de los de su edad, pero teniendo que regresar relativamente temprano a la casa familiar para que ellos no se sientan mal y puedan vivir con tranquilidad. Sinceramente esto es difícil de sobrellevar porque la juventud nos jala y queremos seguir en la parranda, y terminamos llegando a deshoras con resultados desastrosos.

Si entre dos generaciones "tradicionales" hay una variación brutal en los códigos de comportamiento, el pensar en un brinco generacional (donde deberían estar nuestros padres) es mucho peor. La apertura en temas sexuales, la información que fluye por las redes sociales y por si fuera poco, el silencio de los padres hacia esos temas tabú para ellos, convierte una conversación sencilla en un verdadero conflicto en el que el hijo tiene las de perder siempre, y si nos vamos a la vida sexualmente activa, independientemente de la preferencia sexual de cada quien, es mucho peor. Como mencioné anteriormente, ellos ven a las parejas como personas que no tienen "buenas costumbres", nosotros les vemos como lo que son, nuestras parejas y el tener que aguantar los comentarios en espera (de ellos) del matrimonio, puede ser agotador. Resultado, o uno se muda o se vuelve loco.

Pero hay una situación que no se puede pasar desapercibida y es el posible deceso del antecesor. Se dice que cuando uno es joven no se piensa tanto en la muerte, y no es cierto del todo. El tener padres grandes, es pensar constantemente en su fallecimiento y en una posible y cada vez más cercana soledad. Constantemente buscamos que ellos se sientan bien porque, cada vez que se enferman uno siente que ésta puede ser la definitiva y puede llegar a perderlos. De nuevo, en mi caso, mi papá se encontraba bien, le vino una embolia y al tercer día falleció. Si lo se, todos somos susceptibles de morir así, pero no todos tenemos una relación tan cercana a la perdida de los padres. Para los hermanos mayores la situación es dificil puesto que ellos vieron a unos padres fuertes, y saber que tienen achaques también es ver un crecimiento y un ocaso de sus predecesores, pero para el menor que no los vió en sus buenos momentos, sin en el ocaso, la relación con la muerte es "pan de todos los dias".

(continuará...)


Comentarios

  1. Awww, no fui hija de padres grandes pero sí fui educada y criada por abuelos, así que entiendo perfectamente de lo que hablas, desafortunadamente ya se me fueron los dos, pero esas consideraciones, la educación y la amabilidad con la gente creo que me quedaron.

    Te quiero Lalooooo

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  2. Mi querido Ed, gracias por tu relato... por fortuna vivi esa misma situación con mis padres, tuve la bendición de acompañarlos en sus últimos años, (aunque yo misma me hago burla, diciendo que me encargue de darles el empujoncito que necesitaban para su último viaje) pero puedo decirte sin temor a equivocarme, que el haberlos acompañado, a pesar de lo desgastante que puede resultar, me ha dado mucha tranquilidad, y eso se debe a que "por uno, no quedo" deja te comparto mis vivencias al respecto:
    1) La persona que se encarga de personas enfermas, mayores, discapacitadas etc se conoce como cuidador
    2) El cuidador debe cuidarse, parece simple pero muchas veces se olvida, y puede resultar desgastante a tal grado que termina enfermándose.
    3) No querramos hacer todo nosotros solos, no somos supermanes ni wonderwomans

    Yo vivi dos eventos que me hicieron recapacitar que estaba llegando a lo que se conoce como sindrome de "burnout" y ello significa que ya estas "quemado" literalmente "agotado" es de suma importancia no llegar a ese estado.

    Por último a ti y a todas las personas que esten pasando por un momento similar, disfrútenlo! cada minuto y cada día que tenemos de compartir con nuestros viejos es INVALUABLE!

    Muchas felicidades por tu entrada!

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